Transformado en mis finanzas
“Y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo los suficiente, abundéis para toda
buena obra.”
2da corintios 9:8 (RVR
1960)
INTRODUCCION
Muchos son los que piensan que el evangelio es una filosofía
de vida anticuada y que no satisface las necesidades del ser humano. Esta es
una forma equivocada de verlo. Las escrituras nos dan la evidencia de que el
evangelio es la medicina que este mundo necesita y es capaz de satisfacer toda
necesidad del alma y también material.
La gracia de Dios es un regalo que recibimos de El, pero que
no merecíamos. Es gracias a su gracia que podemos estar confiados de que en El
y por medio de El siempre tendremos en todas las cosas TODO LO SUFICIENTE.
Su propósito no es bendecirnos en abundancia para que
nosotros seamos acaparadores ni mezquinos, sino para que podamos suplir
nuestras necesidades, bendecir a otros y que contribuyamos al avance y
crecimiento de su obra en la tierra. No somos dueños que lo que poseemos, somos
los administradores de los recursos del cielo que Dios ha puesto en nuestras
manos.
BUENOS ADMINISTRADORES
Si deseamos ser transformados en nuestras finanzas será
necesario que desarrollemos algunos hábitos que nos garantizaran salud
financiera.
Primero, entendamos que el Reino de los
cielos es primero. Dios se encarga de suplir las necesidades de aquellos que se
ocupan delo asuntos relacionados a su Reino.
Segundo, confía en Dios como tu fuente
y proveedor. Algunas personas erróneamente piensan que son prosperados por
causa de sus capacidades y su propio esfuerzo dejando fuera de la ecuación al a
verdadera fuente de toda inteligencia y capacidad de generar riquezas.
Tercero, honra a Dios con tus diezmos y
ofrendas. Dios no necesita nuestros recursos, pero nosotros si necesitamos agradarle. Las ofrendas son voluntarias y hablan de nuestra gratitud por todo
lo recibido de la mano de Dios. Por otra parte, los diezmos hablan de nuestra
obediencia a Dios y de nuestro deseo de que repose su gracia y bendición en
nuestras casas.
Cuarto, proponte establecer un plan de
pago para que poco a poco puedas salir de tus deudas.
Quinto, ejercítate en ahorrar e
invertir pensando en el futuro. Elabora un presupuesto de tus entradas y gastos
y respétalo porque eso te ayudara a alcanzar tus metas.
Sexto, siembra en buena tierra paro hazlo
generosamente. Finalmente, todo esto será posible mientras más cercana sea
nuestra relación con Dios.
¡Abrele
la puerta de tu corazón al Señor y déjate guiar por El!
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