Transformado para agradar a Dios


“Señor, digno eres de recibir la gloria  la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.”
Apocalipsis 4:11 (RVR 1960)

INTRODUCCION

Dios es el único merecedor de toda gloria, alabanza, exaltación o reconocimiento porque él ha sido el creador de todo lo que existe y es por su voluntad que permanecemos. Todo lo hizo con un propósito y se agrada en ver si su creación haciendo aquello para lo cual fue creada.
En el caso de nosotros los seres humanos, muchos son los que desconocen el verdadero propósito por el cual existen. Buscan encontrarlo de diversas maneras pero no lo logran. La única manera de conocer el propósito de la vida es conociendo y teniendo una relación con el Creador. Dios te creó y te hizo para él. ¡La vida no tendrá sentido hasta que no entiendas esto!

VIVIR PARA AGRADARLE                                              

Dios te creó para que fueras de su agrado. Podríamos decir que, Dios sonrió cuando naciste porque te creó para su deleite, te hizo para su propósito. El quiere que tú le ames. Quiere que lo complazca, que correspondas a su amor.

Marcos 12:30 nos dice: “Amaras la Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.” Claramente Jesús nos dice que podemos dejar de hacer algo en la vida, pero no podemos dejar de hacer esto: Aprende a amarme, porque te creé  para amarte y ahora re conozco; y quiero que tú también me conozcas y me ames.

Por esta razón, es importante que seamos verdaderos adoradores. Pero, ¿Qué es la adoración? La adoración es centrar la atención en Dios. Es concentrar tu mente, tus pensamientos y tu corazón en la persona de Dios. Adoración es algo más que cantar, es un estilo de vida que busca agradar a Dios.

Adorar debe ser tu respuesta al amor de Dios. Adorar es ofrecer y entregarnos a Dios. El nos da, y nosotros le entregamos algo a cambio. Pero, quizás te preguntes: ¿Qué se supone que tengo que ofrecer? ¿Qué se le puede dar a un Dios que tiene todo? La respuesta es muy fácil: Puedes darle amor.

¡Dale a Dios tu corazón, HOY!


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