Cómo buscar el favor de Dios y de los Hombres
"Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey".
"Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey".Nehemías 1:11 ; 2:1
Nehemías es uno de los personajes judíos más auténticos de toda la historia del Tanaj. Sus vivencias tienen un alto contenido de veracidad, además del incalculable valor moral, emocional y espiritual.
En estos versículos vemos el maravilloso ejemplo que nos da Nehemías de cómo confiar en Dios y actuar con valentía. Él no se dejó vencer por el desánimo ni la indiferencia ante la situación de su pueblo y su ciudad. Al contrario, se dedicó a orar fervientemente y a ayunar durante 4 meses, buscando la voluntad de Dios y su favor.
Ese tiempo de meditación le permitió fortalecer su espíritu y encontrar la voluntad divina, así embarcarse en el proyecto de reconstruir los muros y las puertas de la casa de Dios, pero tenían un desafío: hablar con el rey púes era responsable de una de las posiciones más confiables en una corte real.
Cuando llegó el momento de presentar su petición al rey Artajerjes, él no se acobardó, ni se conformó con decirle como se sentía. Él sabía que Dios le había puesto en ese lugar para cumplir un propósito mayor: reconstruir los muros y las puertas de Jerusalén, la ciudad santa. Por eso, aprovechó la oportunidad que Dios le dio y le pidió al rey permiso, recursos y protección para llevar a cabo su misión.
De esta historia podemos tener dos lecciones importantes:
Primero, antes de emprender cualquier proyecto, por más noble que sea, debemos consultar a Dios y prepararnos bien en todos los aspectos: emocional, espiritual y físico. Pedirle su guía y su bendición. Él sabe lo que nos conviene y lo que le agrada, y quiere que le obedezcamos y le honremos con nuestras acciones.
Segundo, debemos ser responsables de nuestra asignación y desde nuestro servicio, comunicar claramente el objetivo a nuestros líderes, buscando su aprobación, permiso, ayuda y apoyo, tanto emocional como material.
Como creyentes, debemos estar atentos a las puertas que Dios nos abre y aprovecharlas con fe y determinación. Dios puede usar cualquier circunstancia o persona para favorecernos, pero nosotros tenemos que estar dispuestos a dar el paso y confiar en su provisión y su cuidado.
Shalom
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