ENSAYO. ¿A quién le entregas tus tesoros?

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen". Mateo 7:6

Jesús nos entrega una imagen muy provocadora: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos…” Lejos de ser un llamado al desprecio, esta metáfora revela una sabiduría profunda sobre el arte de custodiar lo sagrado. 


En el lenguaje de su tiempo, Lo Santo hace referencia a aquello consagrado, profundo y revelador. Jesús, al usar esta expresión, probablemente aludía a las enseñanzas del Reino, a la Sabiduría Divina o incluso a la experiencia transformadora de nuestra conciencia hacia un despertar espiritual.


Los Perros, en la época eran considerados animales callejeros y agresivos, representan actitudes hostiles y despectivas hacia lo espiritual. Jesús no está insultando a las personas, sino, usando una imagen cultural para señalar a quienes no tienen disposición ni respeto por lo sagrado, y que podrían reaccionar con hostilidad y violencia hacia nosotros.


Los Cerdos, animales incapaces de apreciar la belleza de una perla, simbolizan a quienes no pueden recibir la profundidad del mensaje, no por maldad, sino por su incapacidad de comprender su significado. Es como si se les ofreciera una joya y la confundieran con basura.


Al hablar de Perlas, Jesús no solo recurre a una imagen de belleza y valor, sino que está evocando una referencia conocida en la tradición oral: Las perlas como símbolo del tesoro contenido en la Torá, la sabiduría revelada de Dios, una joya espiritual reservada para quienes buscan con reverencia y apertura la verdad.


Tratar de depositar Perlas de sabiduría en quienes tienen sus corazones cerrados es una invitación al desprecio, la burla e incluso  exponerse a respuestas hostiles.


Ahora bien, la enseñanza del Santo Maestro no promueve la exclusión, sino el discernimiento. Jesús nos recuerda que no todo debe ofrecerse en todo momento, con toda persona o en cualquier lugar. 


Así tambien lo encontramos en Proverbios 23:9 “No hables a oídos del necio, porque menospreciará la prudencia de tus palabras.” y la instrucción en Mateo 10:14, "Si no oyen tus palabras, hay que sacudir el polvo de los pies y seguir adelante". 


En un mundo sobreexpuesto y saturado de ruido, esta enseñanza nos recuerda que la sabiduría también consiste en saber cuándo callar, cuándo esperar, y cuándo proteger lo sagrado y nuestras convicciones.


Ofrecer tesoros escondidos, verdades sagradas  a oídos que no desean escuchar, es como sembrar en piedras: "El fruto se pierde y el Sembrador es cuestionado".


SHALOM


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